Navegando por Internet, en busca de las noticias del día, he encontrado este aterrador titular: “Una mujer es condenada en Pakistán a ser violada por los abusos de su marido a una menor”. No es una broma de mal gusto. Es un hábito. Se trata, exactamente, de una ley consuetudinaria vigente en zonas rurales de Pakistán.
Rafiq Naunari, padre de cinco hijos y habitante del pueblo de Jehanian, fue sorprendido abusando de una niña de ocho años. La corte tribal que le juzgaba dictaminó que fuera la esposa de Rafiq la que pagara el delito de su marido, siendo entregada a Nawaz, padre de la niña violada, pero la mujer logró huir antes de que se ejecutara la "sentencia”. Antes de esto, los hermanos del violador ofrecieron a sus cuatro hijas, pero el padre de la víctima las rechazó. Es que los códigos de honor medievales hacen pagar a la mujer los delitos cometidos por la familia.
Podríamos definirlo como una violación terapéutica, sexo sacralizado, esposa objeto, propiedad mancillada, venganza irracional… y muchas más aberraciones, porque sólo sumando aberraciones se puede imaginar esta realidad ocurrida, a día de hoy, en Pakistán.
Rafiq Naunari, padre de cinco hijos y habitante del pueblo de Jehanian, fue sorprendido abusando de una niña de ocho años. La corte tribal que le juzgaba dictaminó que fuera la esposa de Rafiq la que pagara el delito de su marido, siendo entregada a Nawaz, padre de la niña violada, pero la mujer logró huir antes de que se ejecutara la "sentencia”. Antes de esto, los hermanos del violador ofrecieron a sus cuatro hijas, pero el padre de la víctima las rechazó. Es que los códigos de honor medievales hacen pagar a la mujer los delitos cometidos por la familia.
Podríamos definirlo como una violación terapéutica, sexo sacralizado, esposa objeto, propiedad mancillada, venganza irracional… y muchas más aberraciones, porque sólo sumando aberraciones se puede imaginar esta realidad ocurrida, a día de hoy, en Pakistán.