Günter Grass, afamado escritor, premio Nobel ampliamente reconocido como "la conciencia moral de Alemania". Está, en la actualidad, embarrado hasta el cuello por revelar, en su última creación, sus juveniles actividades nazis.
Las reacciones dentro y fuera de Alemania no se han hecho esperar. Hay algunos que le defienden. Pero existen declaraciones que han sido muy duras para el autor. Empezado por la acusación de Fert -célebre biógrafo de Hitler- donde tacha a Grass de inmoral y literalmente expresa: "yo, a un hombre así no le compraba ni un coche usado". Otros optan por la estrategia mediática. Alegando que el escritor ha actuado de manera oportunista para obtener un mayor beneficio de su obra, como es el caso de la Vicepresidenta del Consejo Central Judío. Incluso se le reprocha que debe devolver el premio Nobel que recibió en 1999.
Pelando la cebolla, título de la polémica novela, reune toda su trayectoria vital: empieza con la decripción de su infancia en Danzing y termina con la publicación de El tambor de ojalata, su primera y más reconocida obra. En esta nueva reliquia literaria Grass entiende y equipara el transcurso de su historia como la acción de pelar una cebolla, quitando capa tras capa: una tarea que reclama facilmente a las lágrimas.
Con este articulo pretendo -después de recopilar todo tipo de críticas acerca del libro y de su vida- que se entienda que Günter Grass empieza como un niño ingenuo, soñador, sin convicciones políticas propias y gran amante del arte. Él deseaba convertirse en un ser antagónico a la figura que representaba su padre. "Tendero de provincia, católico romano practicante y hombre de familia amante de la paz y la armonía".
Partiendo de esta premisa, el pequeño Günter empieza a pasar, como cualquiera de su generación, por toda la gerarquía nazi de rigor: la Juventud Alemana, las Juventudes Hitlerianas, el Frente Aleman de Trabajo y finalmente el reclutamiento en la Waffe-ss.
Cito textualmente uno de los recuerdos de Grass: "durante varias décadas me negué a enfrentar las consecuencias de esa palabra y esas letras gemelas. Después de la guerra, la vergüenza creciente me impidió hablar de lo que había aceptado con el estúpido orgullo de mi juventud. Pero la carga persistía, y nadie la podía aligerar".
Si reflexionamos paso a paso las escenas de esta historia coincidiremos en que este escritor no merece la lapidación y desprestigio de su carrera. Con el progreso personal, la reflexión y las experiencias vitales empiezas a crear tu propio criterio y a definirte. Günter Grass empezó a ver, a partir del trancurso del tiempo, muchos tonos de grises entre el blanco y el negro.
Finalmete solo me queda añadir que todos tenemos derecho a equivocarnos, a tener un pasado. Seguramente, la capacidad que posee para crear una expresión literaria tan brillante será fruto de sus numerosas y frustrantes contradicciones. Demosle un voto de confianza.