Dicen que con los veintitantos la psicología femenina ejecuta un viraje inusitado. Empezamos a preguntarnos quien somos, y sobre todo, quien queremos ser. Hoy en día, gracias al esfuerzo y la lucha, que durante décadas realizaron, muchas mujeres, contamos con la posibilidad de elegir un camino propio. Tenemos la capacidad de conferirle un matiz auténtico i femenino a cada tentáculo que lanzamos en todas las direcciones sociales. Dentro de una sociedad en la que sin duda desarrollamos papeles muy importantes, tanto profesionales como personales. 

Pero una vez entrados los treinta surge una preocupación común para toda mente femenina: El reloj biológico. La razón y brillantez de la que alardeamos queda completamente impreganada e imvalidada por pesadillas relacionadas con el arduo paso del tiempo. Y no dejamos de pensar en la patética y vulgar frase que durante siglos se ha empleado para referirse a toda mujer sin hijos (y/o pareja) de “treintaitantos”: “se me pasa el arroz”.
Ojeando el semanario que recibo del New York Times he encontrado un articulo en el que se publican los resultados de los últimos estudios de fertilidad masculina. Para mi sorpresa, y la de muchas mujeres, ahora no solo se sabe que los espermatozoides de hombres demasiado entrados en edad pueden producir pequeñas enfermedades que solían pasar desapercibidas y no recibían suficiente atención publica, sino que tras pruebas científicas, los resultados han desvelado que la fertilidad, mediante espermatozoides viejos -de hombres maduros-, pueden ser la responsable genética de complicadas enfermedades mentales como el autismo o la esquizofrenia.
No creáis que estoy refiriéndome a una madurez masculina exagerada (como la de papuchi). El proyecto científico encuentra dichas dolencias infantiles en hijos de hombres cuyas edades oscilan entre la mitad y el final de la cuarentena.
“Obviously there is a difference between men and women; women simply can’t have children after a certain age,” (obviamente hay una diferencia entre hombre y mujer; la mujer simplemente no puede tener hijos después de cierta edad) dice el Dr. Harry Fisch, director de el Male Reproductive Center de New York-Presbyterian Hospital/Columbia University Medical Center y autor de “The Male Biological Clock".
“But not every man can be guaranteed that everything’s going to be fine,” (pero los hombres no pueden garantizar que todo vaya a ir bien ) dice el Dr. Fisch. “Fertility will drop for some men, others will maintain their fertility but not to the same degree, and there is an increased risk of genetic abnormalities.”
“Obviously there is a difference between men and women; women simply can’t have children after a certain age,” (obviamente hay una diferencia entre hombre y mujer; la mujer simplemente no puede tener hijos después de cierta edad) dice el Dr. Harry Fisch, director de el Male Reproductive Center de New York-Presbyterian Hospital/Columbia University Medical Center y autor de “The Male Biological Clock".
“But not every man can be guaranteed that everything’s going to be fine,” (pero los hombres no pueden garantizar que todo vaya a ir bien ) dice el Dr. Fisch. “Fertility will drop for some men, others will maintain their fertility but not to the same degree, and there is an increased risk of genetic abnormalities.”
La igualdad es un camino dificultoso y muy largo, y la maternidad, lo creamos o no, continua suponiendo una incompatibilidad en relación a la proyección de la mujer en el mundo profesional, asi que me alegro de que la genética nos iguale un poco.
