07 de novembre 2007

MADRID

juan achutegui


En el Kilómetro 125 de la Ap 36 empecé a sentir miedo. Podría definirlo como una intensa mezcla que oscilaba entre la emoción i el rechazo a lo desconocido. Sabía que todo iba a cambiar y era lo que había deseado durante mucho tiempo.


Identifiqué la llegada a las carreteras de la capital, con el incremento del tráfico. El paisaje se volvía estresante y tenía que hacer un sobreesfuerzo para seguir las indicaciones de mi GPS. Observaba cada calle con curiosidad, de igual modo que sentía que el lugar que se paseaba ante mis ojos se convertiría en mi nueva casa. En ese momento sentí que tenía la posibilidad de elegir. Podía quedarme con la primera impresión o darle las oportunidades necesarias para que nunca dejase de sorprenderme. Me quede con la segunda.

5 comentaris:

Anònim ha dit...

Veig que la meua xica reapareix... i per la porta gran! Tinc ganes d'arribar per poder viure amb tu la gran ciutat...

Guapa.

Anònim ha dit...

Esther...

Todos sentimos miedo la primera vez que llegamos aquí sabiendo que era para quedarnos (aunque fuese solo por un tiempo). Me alegro de que te quedases la segunda opción.

Por cierto, si te gustan las fotos, te las vendo todas cambio de un café en sobremesa (desde que se fue Sergi nadie me ayuda a alargar el ratito después de las comidas, y me siento un poco huerfano...)

Petonets (¿o besets?),

Atxu

Anònim ha dit...

Pero siempre hay un niño que envejece en Madrid,
pero siempre hay un coche que derrapa en Madrid,
pero siempre hay un fuego
que se enciende en Madrid,
pero siempre hay un barco que naufraga en Madrid,
pero siempre hay un sueño
que se despierta en Madrid...
(nadie como sabina(quien por cierto posee en un magnífico restaurante mejicano en el centro),para mi gusto, describe las sensaciones de amor y odio que produce la capital).

Madrid aprieta, pero no ahoga; Madrid agobia, pero te recompensa. Y aún no conozco a nadie que no se alegrara de aterrizar aquí.

Un besito

Anònim ha dit...

hace 30 años yo llegué a Madrid con 18 años para vivir en la clandestinidad . Todavía recuerdo como olían las calles,el silencio del metro a Aluche en la madrugada, los manteles de las casas de comida...Salí del nido y me di de narices con la vida que desde entonces no ha dejado de sorprenderme.No pierdas esa cualidad.

Anònim ha dit...

FELICIDADES!!!!!!!

un besazo guapisima, me alegro de que tus veintitres se celebren aquí, y sobre todo de haberte conocido fea!

Cris
(el otro tb es mio)